~ The vengeful ghost ~
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~ The vengeful ghost ~
Hola de nuevo. Parece que no se me terminan las ideas, pero es que esta historia me gusta realmente muchísimo, se me ocurrió en... en... sí, creo que en la ducha . La verdad no sabía con exactitud donde ponerla, pero al final la dejo en suspense. A ver si os gusta, es mi primera historia así de... ¿Fantasmas? Más o menos eso.
Bueno me callo ya y os dejo la historia.
Bueno me callo ya y os dejo la historia.
La buena suerte libra a muchos del castigo,
pero a nadie libra del miedo
pero a nadie libra del miedo
Última edición por andy111 el Miér Mayo 12, 2010 9:38 am, editado 1 vez
Re: ~ The vengeful ghost ~
Prólogo.
16 años atrás, 1592, Santiago de Compostela:
No podía nadie decir, que el chico no iba más que encadenado, digo chico, porque apenas era un adolescente de 17 años, lleno de acné, con una vida por delante. Pero aquel adolescente lleno de acné, había sido uno de los mejores alquimistas de Galicia, de las Españas, posiblemente de todo el mundo. El verdugo esperaba impaciente sobre las tablas de madera carcomida. El chico se resistió, recibió un tirón de pelo a manos de su captor. Gimió. Tiraron al joven sobre la plaza, delante de todo el pueblo, que estalló en insultos, gritos...
-¡¡¡Silencio!!!- La voz resonó alta, clara y precisa. El pueblo calló y miró al condenado con odio. El chico miró a la gente, llenó de horror, agonía, tristeza. No era capaz de moverse.
-Hemos aquí, a Diego Fernández, también conocido como el joven alquimista, hijo de Fernando Sánchez y Mansuara Núñez. Se le acusa de satanismo, hechicería, nigromancia y alquimia. Dios lo ha retirado de su seno, ¡Lo ha excomulgado!, ¡Tremendo pecado el de este mozo!, ¡No hay perdón para ti!, chico! ¡Y, a causa de sus actos, se le cortarán manos y pies, y después se le arrojará a la hoguera hasta que perezca presa de sus propias cenizas!- Gritó el pregonero, vestido con zuecos, pañuelo de seda al cuello, escaso cabellos canoso repeinado. El pueblo pareció contento con la condena. Alzaron a Diego a un mástil de madera, allí lo sujetaron con anchas cuerdas, hasta que le dolieron las extremidades. El verdugo cogió la pesada hacha de hierro, resplandeciente, ansiosa de sangre y violencia. Retumbaron las pieles finas de los tambores. El verdugo alzó su hacha. El joven la miró, con temor, pero si iba a morir, moriría con orgullo, mirando al frente. Pronto sintió el impacto del primer golpe, y no volvió a sentir su brazo, que se desplegó de la carne hasta caer con un pequeño estruendo al suelo. La sangre salpicó la cara del chico. Ahogó un bramido de dolor. Pronto le llegó el segundo golpe, y nuevamente su brazo cayó al suelo, quedándose manco. Pero él resistiría. No podía desmayarse, al menos no todavía.
El proceso se repitió en las piernas. Llevaron a Diego a la hoguera. Chorreaba sangre por todos lados y no resistiría mucho sin caer muerto. Pero fue su ansia por decir aquellas palabras, lo que hizo que continuara con vida. Cuando hubieron encendido los leños que yacían bajo sus muñones, el fuego hubo alcanzado su cuerpo y lo devoraba lentamente, Diego exclamó.
-¡Os mataré, os mataré a todos los aquí presentes, lo juro, lo juro por Lucifer!- Todos quedaron asombrados, se asustaron al principio, el chico había jurado por el demonio. Pero pronto se dieron cuenta, de que Diego solo era un loco fracasado, o eso, creían...
16 años atrás, 1592, Santiago de Compostela:
No podía nadie decir, que el chico no iba más que encadenado, digo chico, porque apenas era un adolescente de 17 años, lleno de acné, con una vida por delante. Pero aquel adolescente lleno de acné, había sido uno de los mejores alquimistas de Galicia, de las Españas, posiblemente de todo el mundo. El verdugo esperaba impaciente sobre las tablas de madera carcomida. El chico se resistió, recibió un tirón de pelo a manos de su captor. Gimió. Tiraron al joven sobre la plaza, delante de todo el pueblo, que estalló en insultos, gritos...
-¡¡¡Silencio!!!- La voz resonó alta, clara y precisa. El pueblo calló y miró al condenado con odio. El chico miró a la gente, llenó de horror, agonía, tristeza. No era capaz de moverse.
-Hemos aquí, a Diego Fernández, también conocido como el joven alquimista, hijo de Fernando Sánchez y Mansuara Núñez. Se le acusa de satanismo, hechicería, nigromancia y alquimia. Dios lo ha retirado de su seno, ¡Lo ha excomulgado!, ¡Tremendo pecado el de este mozo!, ¡No hay perdón para ti!, chico! ¡Y, a causa de sus actos, se le cortarán manos y pies, y después se le arrojará a la hoguera hasta que perezca presa de sus propias cenizas!- Gritó el pregonero, vestido con zuecos, pañuelo de seda al cuello, escaso cabellos canoso repeinado. El pueblo pareció contento con la condena. Alzaron a Diego a un mástil de madera, allí lo sujetaron con anchas cuerdas, hasta que le dolieron las extremidades. El verdugo cogió la pesada hacha de hierro, resplandeciente, ansiosa de sangre y violencia. Retumbaron las pieles finas de los tambores. El verdugo alzó su hacha. El joven la miró, con temor, pero si iba a morir, moriría con orgullo, mirando al frente. Pronto sintió el impacto del primer golpe, y no volvió a sentir su brazo, que se desplegó de la carne hasta caer con un pequeño estruendo al suelo. La sangre salpicó la cara del chico. Ahogó un bramido de dolor. Pronto le llegó el segundo golpe, y nuevamente su brazo cayó al suelo, quedándose manco. Pero él resistiría. No podía desmayarse, al menos no todavía.
El proceso se repitió en las piernas. Llevaron a Diego a la hoguera. Chorreaba sangre por todos lados y no resistiría mucho sin caer muerto. Pero fue su ansia por decir aquellas palabras, lo que hizo que continuara con vida. Cuando hubieron encendido los leños que yacían bajo sus muñones, el fuego hubo alcanzado su cuerpo y lo devoraba lentamente, Diego exclamó.
-¡Os mataré, os mataré a todos los aquí presentes, lo juro, lo juro por Lucifer!- Todos quedaron asombrados, se asustaron al principio, el chico había jurado por el demonio. Pero pronto se dieron cuenta, de que Diego solo era un loco fracasado, o eso, creían...
Re: ~ The vengeful ghost ~
Última edición por eqefgregegegbefb el Mar Dic 09, 2014 1:47 pm, editado 1 vez
eqefgregegegbefb- Escritor
- Mensajes : 93
Re: ~ The vengeful ghost ~
Esta muy impactante
redactas basteante bien espero que pronto publiques otro fragmento, la historia parece realmente intrigante, sobre todo con aquel final que le diste
redactas basteante bien espero que pronto publiques otro fragmento, la historia parece realmente intrigante, sobre todo con aquel final que le diste
Re: ~ The vengeful ghost ~
-¡Aaah!- Los gritos resonaron en las profundidades de el infierno, envuelto en una llama constante, oscura, ardiente. Allí las almas más macabras y malvadas campaban a sus anchas, a la vez presas de un mismo dueño. Se sentían muertos, sin vida, como vacíos... fantasmas.
Pero el señor soberano del submundo ardiente, le había dado una oportunidad.
-¡Aaaah!- Bramó el chico, con una expresión de angustia y dolor. Satanás había escuchado su súplica, había aceptado su venganza. Le dolía todo a horrores. Ahora incrustaban manos y piernas metálicas, fuertes, poderosas, perfectas, hechas para matar, con garras retráctiles conectadas al sistema nervioso. Las nuevas extremidades, recién forjadas, parecían quemar y refulgir más que cualquier otra cosa en aquel reino de fuego. Después las almas sagradas recubrieron las piernas y brazos con tejidos, falsos, flexibles y reales, para las apariencias.
A cambio, Diego no descansaría hasta haber matado a todos los que presenciaron su muerte, sería una vida de sufrimiento, odio... Las almas trazaron una pequeña marca en el hombro izquierdo de Diego, una llama, que cada noche, a la misma hora que fue asesinado, ardería con violencia hasta extasiarlo y producirle una pequeña muerte psicológica...
Rascó con su garra su brazo, pero de este no salió sangre ni nada, solo un fugaz destello plateado.
-Necesito ver sangre... Pronto- Sonrió con malicia y descansó para sellar la herida de su brazo metálico. La verdad, no sabía muy bien por donde empezar, habían pasado dieciséis años, y aquellas personas podrían estar en la otra punta del mundo. Gruñó y no pudo evitar dar un golpe contra la pared, abollándola ligeramente. Se acercaba la hora, pronto comenzaría a arder... A morir, como otras tantas veces.
Pero el señor soberano del submundo ardiente, le había dado una oportunidad.
-¡Aaaah!- Bramó el chico, con una expresión de angustia y dolor. Satanás había escuchado su súplica, había aceptado su venganza. Le dolía todo a horrores. Ahora incrustaban manos y piernas metálicas, fuertes, poderosas, perfectas, hechas para matar, con garras retráctiles conectadas al sistema nervioso. Las nuevas extremidades, recién forjadas, parecían quemar y refulgir más que cualquier otra cosa en aquel reino de fuego. Después las almas sagradas recubrieron las piernas y brazos con tejidos, falsos, flexibles y reales, para las apariencias.
A cambio, Diego no descansaría hasta haber matado a todos los que presenciaron su muerte, sería una vida de sufrimiento, odio... Las almas trazaron una pequeña marca en el hombro izquierdo de Diego, una llama, que cada noche, a la misma hora que fue asesinado, ardería con violencia hasta extasiarlo y producirle una pequeña muerte psicológica...
Rascó con su garra su brazo, pero de este no salió sangre ni nada, solo un fugaz destello plateado.
-Necesito ver sangre... Pronto- Sonrió con malicia y descansó para sellar la herida de su brazo metálico. La verdad, no sabía muy bien por donde empezar, habían pasado dieciséis años, y aquellas personas podrían estar en la otra punta del mundo. Gruñó y no pudo evitar dar un golpe contra la pared, abollándola ligeramente. Se acercaba la hora, pronto comenzaría a arder... A morir, como otras tantas veces.
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